Hoy estoy buscando la paz y el amor. Los busco en el mundo. Y cuando sucede que me topo con alguno de ellos, veo atentamente el rostro que tiene la persona que lo trajo hasta mi, e inevitablemente trato de asociarlo con ellos.
Es así como nace la persecusión del medio en lugar del fin. Es asi como me quedo mirando el dedo en lugar del sol. Busco repetir los milagros una y otra vez con los mismos personajes, en lugar de rendirme hacia el supremo y aceptar sus apariciones tal y como vengan, a través de las diferentes caras que tendrá en mi vida.
¡qué terrible verdad! porque así como estoy preso en mi cuerpo también encarcelo a Dios tras las máscaras con las que se me presenta... No reconozco su presencia y más aún me quedo esperando que vuelva a aparecer por el mismo sitio y de la misma manera, mientras él esta allí, a mi lado, con otros ojos y otra voz, listo para enseñarme con más milagros.
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