Con frecuencia al hacer la lectura diaria de la palabra, los mensajes que me he encontrado son de persecuciones, desencuentros, molestias y penas. En mi vida también, veo como me resulta más natural hablar de una vida de dificultades que de una de logros y satisfacción, como si buscar la satisfacción plena fuera algo que estuviera mal o fuera prohibido.
Mucha de nuestra satisfacción exige algo de los demás. De niños consumos gran parte de las energías de nuestros padres y a medida que crecemos comenzamos a reclamar recursos de nuestro alrededor. Es comprensible que no tengamos posibilidad de obtenerlo todo y quedemos con un cierto nivel de frustración.
También es verdad que no necesitamos tenerlo todo, porque hay algunas cosas que nos llenan lo suficiente para sentir que nada más de la lista era necesario, es que acaso sabemos ya cuales son esas? Luego de derrochar a su fortuna en el extranjero, el hijo pródigo simplemente soñaba con una buena comida, como la de los jornaleros de su padre, ni siquiera un festín. En su reclamo, su hermano habla de un cabrito para compartir con sus amigos y no de un ternero gordo para él.
Nuestra verdadera necesidad es más simple. Podríamos estar felices con mucho menos o con algunas pocas cosas diferentes.
Hoy pensaba que quizás era cierto pensar que algunas cosas que supuestamente quiero son imposibles, pero que la voluntad de Dios para mi debería de estar garantizada, debería ser posible... y descubrí que eso lo estoy dudando... como es posible llegar a donde estoy, creyendo que lo mejor no se puede tener? Porque pensar más en las dificultades, persecuciones y sacrificios, en lugar del consuelo de la lectura de hoy?
Hoy me encontré de nuevo con Bartimeo y un Jesús dispuesto a darle lo que queria, sólo que yo creo que no estoy seguro de que voy a pedir... lo único que me llega es SENCILLEZ...
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