En Un Curso de Milagros vamos aprendiendo como existen algunos mecanismos que llamamos "ego" que se encargan de mantenernos separados de Dios. Se supone que esos mecanismos los inventamos nosotros mismos, en nuestra convicción de que queríamos estar lejos de Él.
Sucede que cada vez que me siento más espiritual, más liviano o que tengo una revelación "increíble" repentinamente tengo un ataque feroz hacia "el otro lado" así como lo que en el Kybalion se conoce como la ley del péndulo.
Yo comencé a llamar a estos ataques mis "Dr. Jekyll y Mr. Hide" y fue tanto así que los llamaba que me topé una vez con el libro y me lo leí completico y es que cuando llegan esos momentos complicados todo pareciera hacerlo "en el nombre de la libertad" "en la defensa de mi mismo" tal como el personaje de esa novela, que era despiadado pero se sentía "libre".
¿Libre de que? ¿Libre para que? Libre para experimentar lo que quiera... aunque el resultado de dichos experimentos sea más y más infelicidad. Luego sucede que me acuerdo que no debería estar queriendo atacar a nadie ni aceptar en mi cabeza que es posible que alguien me ataque... pero eso no detiene la tempestad en mi interior.
Esta última vez la tormenta se superó a si misma. Por más que trate de repetirme una y otra vez que no quería eso, "el animal estaba suelto" y nada ni nadie parecía poder ayudarme. Todos participaban en mi teatro de monstruos y formaban parte interesada de este capítulo que me quemaba por dentro.
Una persona si me auxilio, aunque sus palabras inicialmente me sonaban a esa "verdad" que aunque "me sabía" no me estaba sirviendo para escaparme del sufrimiento. Y es que una cosa es decir que "nada de esto existe en realidad" y otra que esto signifique lo suficiente para desvanecer eso que sientes y eso que piensas. Era mucho! y aunque el último mensaje del Espiritu era "que estaba usando todo esto para castigarme" el castigo simplemente no se detuvo esta vez - o no se detuvo tan rapido -
Quise con todas mis fuerzas simplemente desaparecer... pero no lo logre. Al final aparentemente hay una razón para que permanezca aqui... aqui en el lugar en el que fui particularmente infeliz y aparentemente cause la mayor infelicidad... Y es que sigo aquí, solo que se alguna forma el grito interno aminoró hasta casi desaparecer.
Se suponía que tenía como tarea hacer las paces... pero ya es algo que he intentado demasiadas veces y no veo que la situación mejore. Se supone que todo lo malo soy yo y el que jamás cambia... y si eso es cierto que caso tiene tratar de solucionar que? al final todo esto sucedió porque caí en "mi zona de confort" y la idea es que no me quede alli.
Ahora, mas calmado pero no tranquilo del todo... ignoro hacia donde seguir y como culminar con la tarea de hacer las paces para poder continuar aqui, donde debo estar.
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