XSon muchas las veces que tengo que corregir a alguno de mis tres hijos, y la mayoría de las veces la corrección viene acompañada de un sentimiento de agravio. Cuando los niños están pasando por la edad de 2 o 3 años justamente pasan del consentimiento absoluto a la corrección y comienzan las frases como "papi malo".
Papá muestra su mala cara... la que limita, la que no te deja hacer tu voluntad, la que ya no te acuna y que incluso "te obliga".
Reflexionando acerca de esto me pregunto... luego de salir del paraiso, acaso no cabe en nuestro interior un rencor hacia el que nos propinó tamaño de castigo?
Por supuesto que la historia es una metáfora, pero desde siempre me he sentido bastante ajeno a este mundo... acaso. P cabe creer que en realidad pertenezco a otro lugar y termine aquí como el resultado de algo que hice? Es eso que haya hecho malo? Es esto un castigo? Y si fuera así no cabe tenerle rencor al Castigador?
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