En el árbol del bien y del mal habían dos etiquetas. El castigo luego de la transgresión fue que el hombre se vio forzado a colocar una de ellas a cada cosa que viera o experimentaba. A las que le causaban dolor les ponía mala. A las que le eran placenteras buena. Luego al pasar el tiempo se dio cuenta que algunas cosas placenteras le terminaban perjudicando y otras malas le traían gran beneficio. Allí comenzó el gran trabajo de este mundo de la reetiquetacion. No obstante nuestro tiempo de vida limitado hacia que algunas de esas etiquetas se olvidaran y que parte del conocimiento no pasará a otras manos por falta de descendencia.
El hombre unido seguía avanzando cuando en su intención de recobrar el orden perfecto "y llegar al cielo" se divorció de sus hermanos a través del lenguaje. Ahora era más difícil de corregir las etiquetas cuando unos y otros dejaron de entenderse y cada uno comenzó a defender su verdad, olvidando que todos teníamos aún un gran nivel de desacierto.
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