Feb 27, 2016

Escasez y abundancia

En la parábola del hijo pródigo ( Lucas 15, 1-3. 11-32) se dejan ver dos tipos de sentimientos de escasez.

Cuando el hijo menor pide su herencia vivía en la abundancia y con ella en mente decide reclamarla para sí e irse a disfrutarla.  Se olvida que este estado es transitorio y  que si no repone lo que usa en algún momento, tarde o temprano acabaría todo aquello que lo sustenta, abandona el trabajo.

En ese momento de "desconexion" su mente se pierde y comienza a "destruir" lo que tiene.  Luego viene el hambre "en toda la region" y al enfrentarse a la escasez recuerda el trabajo.   Está escasez luce Real... porque hacia donde mire todo luce mal.

Resulta que al trabajar como jornalero se vuelve testigo de la abundancia en la comida que daban a los cerdos, sólo que está vez no le corresponde a él y desde la escasez recuerda la misma abundancia que vio en la mesa de los trabajadores de su padre Y FUE POR ELLA NUEVAMENTE, pero esta vez desde el trabajo.

Al llegar sucede que el padre en su alegría lo recibe con amor y le da bastante más de lo que él esperaba, ofendiendo al hermano obediente quien reclama a su padre "porque el no tenía ni un cabrito", a lo que este le responde "todo lo mío es tuyo"

Sucede que es así! Al repartir su herencia en vida, todo lo que había quedado luego de la partida de su hermano ERA SUYO sólo que el no había "tomado posesion" y de mantenía en un sentimiento de escasez, enfocado en el trabajo y desconectado de la abundancia.  En su caso miraba con rabia como su hermano había actuado diferente reclamando su parte y despilfarrándola, cuando en realidad su felicidad estaba en sus manos si hubiera echado mano el también de lo que tenía.

Que tipo de escasez tenemos hoy? Podría decir que una mezcla de las dos.  A ratos viviendo e en nuestras malas decisiones y de pronto enfocados en la brega sin echar mano de nuestra riqueza.

La situación global exige un cambio. Reclama que retomemos el trabajo y que echemos mano de nuestros bienes más preciados aquellos que el padre espiritual nos entregó al confiarnos este mundo.

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