Jan 28, 2008

Huyendo de la dependencia

Hoy me hice consciente de un patrón en común que tienen muchas de mis relaciones... me incomida y evito generar una dependencia.

Los hábitos son cadenas modernas, que aunque invisibles nos atan y mantienen mansamente atados a la misma rutina, las mismas cosas, las mismas personas. Cuando nos acostumbramos a que algo suceda de una misma manera, esto nos comienza a resultar familiar, cómodo... ¿nos gustaría que esa comodidad siempre estuviera allí?

Lei hace un rato que una regla de relaciones interpersonales sanas era no hacer por los demás algo que ellos mismos pueden hacer. Resulta que a eso le huyo... a que un evento se convierta en rutina y que venir a pedirme algo se convierta en respuesta facil y final... en lugar de en un peldaño para otra cosa más grande.

Un hombre surgió hace poco con una historia, de trabajar en una casa infantil para niños en recuperación... el día que apareció me nació ayudarle comprando unas chucherías que vendía y dejandole el cambio para que completara y comprara unos zapatos que me pidio "para uno de los muchachos". Luego me enteré que volvió al menos dos veces más y le volví a atender y esa vez ya no me vendió nada sino me pidio para comprar "pan y refresco para celebrar con los muchachos" según un partido de pelota en el que habían ganado. No quise darle dinero esta vez y como no tenía el refresco ni el pan que pedía tuvo que irse con las manos vacías.

Ente fin de semana volvió... esta vez diciendo que entendía que yo no le iba a dar dinero, pero que le regalara algo para comer... toda la casa se alboroto, por la frecuencia de sus visitas una misma semana, y como siempre todos opinaron al respecto... mientras a mi me comenzó a preocupar que esto fuera un hábito que después se hiciera inmanejable. Le busqué una lata de atun, unos diablitos y un paquete de arroz, pero no me animé a darle unas medias viejas que me pidió para él y para mi sorpresa me las reclamó -¿dónde están las medias que te pedí? con tono arrogante... cosa que me ofendió y a la que reaccione....

El tema es que ese mismo día cuando la duda de su presencia la tenía a flor de piel, escuche en mi cabeza "mira al espiritu santo dentro de él" tal como propone el Curso de Milagros. Estoy seguro que eso no lo hice... porque si hubiera visto al Espiritu Santo dentro de él, no hubiese podido negarle las medias... aun así... no me queda claro si le seguiría recibiendo cada vez que apareciera o le hubiera dicho igual, como le dije, que no debía acostumbrarse a pasar por la casa cada vez que quisiera algo...

En resumen me siento muy mal aún hoy. Ese día me quedó el miedo que que el hombre siguiera merodeando, pero esta vez con una mala actitud hacia mi o hacia los míos. Me quedó la duda si es el deber dar lo que nos pida otro cuando esto este a nuestro alcance. El día del refresco no tenía... y se fue en paz... el dia de las medias podría haberselas dado y no se las dí... al fin de cuentas en el sermón de la montaña Cristo dijo... pide y se te dará... y cuando alguien te pida algo dáselo, asi como tu padre te da a ti...

Por otro lado viendo en retrospectiva creo que hay un tema de no perder la buena fé... De decir lo que sentimos - como por ejemplo el no querer que su regreso se vuelva en un hábito - de la mejor manera y siempre esperando lo mejor... Porque si el hábito es malo no lo será solo para mi, sino para él también porque lo esclaviza, siendo el bienestar de ambos el que esta en juego.

Dios nos muestre como aplicar el pide y se te dará en nuestra vida cotidiana, para el bien de todos!

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